EL EQUIPO QUE LUCHA EN LA CANCHA, PERO PIERDE EN LAS GRADAS

– Kevin de la Rosa

El Fútbol Club Juárez atraviesa una severa crisis, pues durante el Torneo Apertura 2024 registró, en nueve encuentros como local, un promedio inferior a los 9 mil aficionados, situándose en el último lugar del total de asistentes. 

A lo largo de los choques protagonizó tres de las peores entradas en la temporada regular: en su visita a Puebla, atrajo solo a 5 mil 200 aficionados; contra Atlas, se registraron menos de 7 mil 100 espectadores; y frente a Santos Laguna, la cifra no superó los 7 mil 400. Lo que demuestra que es una institución que no atrae gente de visitante ni local.

Pero ¿alguna vez te has preguntado por qué el Estadio Olímpico Benito Juárez siempre tiene una baja afluencia? ¿Será por los malos resultados, los altos costos de consumir fútbol en la frontera, la inestabilidad administrativa o un equipo desconectado de las dificultades de un juarense?

Un sector destacado de la afición brava lo conforman los trabajadores de las empresas de la industria de exportación, que ascienden a cerca de 300 mil empleados, lo que equivale a casi el 70% del empleo en la ciudad, así lo explicó Manuel SalayandíaLara, coordinador del Bloque Empresarial Fronterizo (BEF).

Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), el salario necesario para cubrir una canasta básica es de 18 mil pesos, mientras que la paga mínima en la frontera es de 13 mil mensuales. Esta diferencia obliga a que ambos padres trabajen para cubrir las necesidades básicas, explicó el coordinador del BEF.

Aunado a las dificultades económicas de la fuerza laboral de exportación se suma la poca oferta de esparcimiento. La asociación civil sin fines de lucro “Plan Estratégico” dio a conocer en su informe anual de “Así Estamos Juárez” que, durante los últimos tres meses, más del 95% de los encuestados señalaron que llevaron a cabo actividades en casa, como ver películas en plataformas digitales; el 83% acudió a una plaza comercial y menos del 10% asistió a un evento deportivo. 

Salayandía Lara atribuyó los resultados desde su óptica como un empresario local que los extensos horarios de 48 horas de las maquilas, los bajos sueldos y los pocos lugares llamativos para pasar los tiempos libres como los principales factores que han provocado que la comunidad pase el mayor tiempo en su hogar.

Miguel Moreno Valenzuela, quien es el director del medio digital Tiempo Deportivo y con una trayectoria en el análisis de los deportes desde 1988, subrayó que el bajo flujo en el estadio se debe al alto costo del boletaje, ya que la plaza al estar ubicada lejos del centro del país, donde se encuentra un mayor número de equipos, hace que los costos de logística, alojamiento y vuelos, se incrementen y se cubran aumentando los costos de entradas, sobre todo con los equipos populares como el Club América, Deportivo Guadalajara y Club de Fútbol Cruz Azul.

El exconductor de Deporte Caliente de TV Azteca y actual voz del Olímpico Benito Juárez, Héctor Estrada, destacó que los precios para asistir a los partidos de los Bravos son considerablemente más altos que en el Estadio Azteca. Mientras que ver a las Águilas puede costar desde 100 pesos, el boleto más barato para el conjunto fronterizo llega a 400 pesos. Esto se vuelve aún más complicado para las familias, ya que el gasto total puede triplicarse, lo que resulta inalcanzable para quienes cuentan con el salario mínimo.

El fenómeno de contar con un recinto vacío no es algo nuevo, pues esto ocurrió con las extintas Cobras de Juárez, franquicia trasladada de Querétaro a la frontera en la década de 1980 por Federico de la Vega, quien en su encomienda por adentrarse en el negocio del fútbol se enfrentó a una generación de aficionados criada por la cadena Las Estrellas, parte del grupo televisa, la cual surgió ante la necesidad de transmitir a nivel nacional eventos de alto calibre como los Juegos Olímpicos de 1968 y la Copa Mundial de Fútbol 1970.

El analista Miguel Moreno explicó que el público casual y los fanáticos podían disfrutar, cada 15 días, de un encuentro del América, Cruz Azul, Chivas o Pumas, los llamados cuatro grandes de la liga mexicana. Esto fomentó el surgimiento de seguidores de estas instituciones en todo el país, incluso en lugares como Juárez, que ya contaba con un equipo en primera división.

La historia deportiva demostró que De la Vega no logró imponerse ante los grandes del fútbol mexicano, enfrentando serias dificultades en el camino. La inestabilidad se agudizó por promotores que le vendían dos veces al mismo jugador y por fichajes fallidos, como futbolistas lesionados. Estos errores llevaron al equipo a una temporada 1991-92 marcada por 21 derrotas, lo que resultó en su descenso y, eventualmente, en su desaparición debido a problemas económicos.

Después de más de 10 años sin fútbol profesional, la frontera volvió a la escena deportiva gracias a Jorge Gánem, Francisco Ibarra y Andrés Fassi, quienes marcaron el comienzo de una nueva etapa. Así nació el Club de Fútbol Indios de Ciudad Juárez, un equipo que, pese a su modesta nómina, vivió momentos inolvidables que hoy siguen siendo motivo de nostalgia y orgullo para la comunidad.

El Club de Fútbol Indios de Ciudad Juárez logró ganarse el corazón de su comunidad al convertirse en un refugio de esperanza durante la época más violenta que vivió la región, destacando como el principal espacio de ocio y unión… Con disciplina y compromiso, alcanzó momentos históricos en el máximo circuito, desde evitar el descenso hasta acercarse a la gloria, mostrando que con dedicación y amor por la comunidad se pueden superar las adversidades.

En 2005 comenzó una nueva etapa para los equipos profesionales de fútbol en la frontera. Jorge Gánem, quien en ese entonces trabajaba en las fuerzas básicas del Club Pachuca, presentó un proyecto deportivo a Francisco Ibarra Molina, miembro de la familia a cargo de la Constructora Yvasa, para adquirir la franquicia Pachuca Juniors y trasladarla a Juárez.

Ya como director deportivo, explicó que, a pesar de la limitada experiencia en el ámbito futbolístico del personal y la deficiente infraestructura deportiva, se dio inicio al primer torneo del Club de Fútbol Indios. Un dato interesante es que la mayoría de los partidos se disputaron en Pachuca, Hidalgo. No fue hasta el penúltimo juego del torneo cuando se jugó en la frontera, en un Estadio Olímpico Benito Juárez repleto de camisetas rojas, negras y blancas, con gente que incluso se quedó fuera del recinto, reflejando la efervescencia y el entusiasmo de un público que, tras años de espera, por fin volvía a disfrutar de un espectáculo de esa magnitud.

El exdirector deportivo destacó que el logotipo, que muestra un balón envuelto en una “Koyera” roja, la prenda más característica de la comunidad Tarahumara, junto con la cobertura de los medios, el compromiso con la comunidad y la dedicación de los jugadores, contribuyeron a consolidar el arraigo del equipo en la afición.

Miguel Moreno, director de Tiempo Deportivo, explicó que el éxito del fenómeno competitivo y social se debió a la segunda generación de aficionados. Argumentó que en 1994 marcó el final de las Cobras, equipo que ya contaba con una base de seguidores. A pesar de la fuerte competencia de otras instituciones, estos seguidores decidieron respaldar al nuevo conjunto local.

Con el paso de los años, llevaron a sus hijos al estadio, dando origen a una generación renovada de fanáticos. Esta dinámica familiar fortaleció el vínculo con La Tribu, lo que consolidó su importancia dentro de la entidad.

Francisco Ibarra Molina, quien fungió como el presidente del Club Fútbol Indios, recordó que, durante los períodos más violentos, la población limitaba su salida a las calles. Solo los domingos por la mañana acudían al Estadio Benito Juárez, un momento en el que los índices de violencia disminuían, logrando incluso mantener un saldo blanco durante todo el día.

Raúl Flores Simental, profesor e investigador en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), relató cómo se desató una ola de violencia en la frontera. Entre homicidios, secuestros y feminicidios, se desarrolló un profundo sentimiento de miedo en la comunidad.

Como medida para enfrentar a las bandas del crimen organizado que disputaban el control de la zona, llegaron el Ejército Nacional y la Policía Federal para reforzar a las fuerzas de seguridad locales y patrullar las calles con el objetivo de reducir los índices delictivos. Sin embargo, esto no se logró.

Los pocos futbolistas dispuestos a venir debían residir con sus familias en Juárez, evitando estar en El Paso. Además, de realizar actividades sociales, como visitas a hospitales y escuelas, lo que les permitió establecer un vínculo cercano, que los reconocía y valoraba. Esta inmersión en la realidad de muchos juarenses fomentó un sentido de amor y pertenencia por la región, según explicó Ibarra Molina.

Tras una notable caída en la tabla general del Apertura 2008, bajo la dirección de Sergio Orduña, el nuevo estratega fue Héctor Hugo Eugui. En sus primeros días en la institución, llevó a cabo reuniones con todos los jugadores, manteniendo diálogos privados para conocer sus objetivos, deseos, estilos de vida y círculos familiares, con el fin de fomentar una mayor cercanía y orden dentro de la institución.

La afición fronteriza no quedó satisfecha con el rendimiento del conjunto, ya que, bajo la dirección de Eugui, lograron cinco victorias, cuatro empates y varias derrotas, situándose en la 15ª posición con 19 puntos, lejos de los puestos de liguilla. No obstante, se percibía un plantel más decidido y con ganas de trascender. En el Torneo Clausura 2009, muchos consideraron que fue el mejor torneo de un equipo de Juárez en la primera división. A pesar de la ola de violencia, desapariciones y secuestros, un equipo deportivo logró unir a toda una ciudad, atravesando momentos dramáticos hasta acercarse a la cúspide.

El 2 de mayo, a las 05:00 de la tarde, el equipo fronterizo se enfrentó a uno de los encuentros más cruciales de su corta historia. El Estadio Azul, que tuvo una entrada nula debido a la influenza H1N1, obligó a que el partido se jugara a puerta cerrada. Los dirigidos por Eugui tenían la responsabilidad de obtener los tres puntos para evitar caer en la segunda división. El encuentro transcurrió sin muchas emociones, marcado por los gritos que resonaban en el recinto y por la creciente tensión de los aficionados juarenses. Fue hasta el minuto 86 cuando Cirilo Saucedo despejó el balón hacia la banda derecha. Javier Saavedra tomó posesión y, mediante una jugada individual, logró anotar.

Con renovada mentalidad y confianza, la escuadra de la frontera se preparó para recibir el 10 de mayo, a las 03:00 de la tarde, al conjunto de las Chivas del Guadalajara en el Benito Juárez. Este compromiso, el último de la temporada regular, era crucial; el que ganara avanzaría a la fase final. Las Águilas del América estaba expectante, ya que un empate en este encuentro definiría su participación en la fase decisiva.

Con el característico calor desértico de la ciudad, el recinto se llenó de camisetas negras, blancas y rojas, mientras la afición se preparaba para presenciar una hazaña. El partido comenzó con un intercambio constante de jugadas, y fue en el minuto 45 cuando un centro de Javier Hernández fue rematado por Alberto Medina que terminó en gol, pero la afición mantuvo el ánimo.

El tiempo corría y la participación del Club Indios en la liguilla estaba en duda, Daniel Frías, originario de Juárez, empató el marcador al minuto 67. La alegría estalló; la cerveza voló y los aficionados se abrazaron, renovando la esperanza en el aire. En la recta final, al igual que en el encuentro contra el Azul, la tensión aumentó. En el minuto 87, Frías recibió un pase en profundidad dentro del área, lanzó un centro que fue rematado por Héctor Giménez, quien anotó ante una portería desprotegida, desatando un estallido en la frontera.

Se agregaron cinco minutos de compensación, el equipo juarense se lanzó al ataque para asegurar el resultado. En el minuto 91, Giménez recibió un pase a la altura de la media luna y, de media vuelta, sacó un potente disparo que se coló en el ángulo inferior derecho del arco de Michel.

Después de eliminar a Toluca en los cuartos de final con un marcador global de 0-1, se enfrentaron a los Tuzos del Pachuca, quienes se impusieron 4-3, impidiendo así que el equipo juarense llegara a la Gran Final del Fútbol Mexicano.

Se trató de un plantel que contaba con talento tanto local como nacional, que poseía una sólida base de compañerismo; su mentalidad los llevó a esforzarse hasta el último minuto, lo que la afición aún continúa recordando con nostalgia.

Después de dos años en la Primera División, el Comité Ejecutivo de la Federación Mexicana de Fútbol decidió desafiliar a La Tribu. Inicialmente, las versiones apuntaban a una falta de pagos hacia la plantilla, pero el presidente del equipo nos indicó, en una entrevista, que el Gobierno del Estado trató de apropiarse de la institución. Aunque no mencionó nombres, por las fechas, se trató del exgobernador César Duarte Jáquez.

En ese entonces, la “ciudad más violenta del mundo” no tenía motivo alguno para sentirse orgullosa de su localidad. El estigma y el miedo fueron elementos que crecieron conforme aumentaba el número de homicidios. Según los datos de la Procuraduría General del Estado de Chihuahua, Juárez cerró el 2011 con más de 2 mil homicidios.

Un par de años después, un grupo de empresarios locales, encabezados por la familia De la Vega, anunciaron el inicio del proyecto Fútbol Club Juárez. Ahora, la cabeza del grupo sería Alejandra, hija de Federico, quien ya lo había intentado en 1980. Este marcó un nuevo capítulo en el deporte local, lleno de polémicas, derrotas dolorosas y una afición que le ha dado la espalda a su institución. 

Desde su polémico ascenso en 2019, obtenido al comprar la franquicia de Lobos BUAP, los Bravos del Fútbol Club Juárez han enfrentado una cadena de errores administrativos y decisiones cuestionables en sus fichajes, situación que los ha relegado a los últimos lugares tanto de la tabla general como de la porcentual en el fútbol mexicano.

Esto se ha reflejado en ser el equipo con menor asistencia como local en el máximo circuito durante el Apertura 2024, situación atribuida a varios factores: las limitaciones económicas derivadas de los bajos salarios de maquila, la inestabilidad administrativa con más de tres presidentes y seis entrenadores en los últimos cuatro años, los altos precios del boletaje para cubrir los costos logísticos ocasionados por su lejanía geográfica del centro del país, y los pésimos resultados deportivos. En más de 10 temporadas, no han logrado entrar en la Liguilla, consolidándose como un proyecto fallido.

Un enfoque interesante planteado fue el expuesto por Héctor Estrada, exconductor de Deporte Caliente, quien lo examinó de lo general a lo particular, argumentando que la Federación Mexicana de Fútbol (FMF) ha enfrentado varias controversias que han afectado su prestigio tanto en el ámbito deportivo como entre los aficionados. Entre estos problemas destacan la escasez de talentos en ascenso, la prioridad económica de muchos propietarios, la falta de desarrollo de jugadores en la Liga de Expansión y la ausencia de personas con experiencia que puedan evitar una visión meramente empresarial. Además, se suman los malos resultados de la Selección Mexicana y el conflicto de violencia ocurrido en la Corregidora entre los Gallos y los Rojinegros.

Miguel Moreno Valenzuela, director de Tiempo Deportivo, consideró que la baja asistencia a los partidos es resultado del desencanto generado por la pandemia de COVID-19. La suspensión del torneo Clausura 2020 y el inicio del Guardianes 2020 sin público en las gradas provocaron una pérdida significativa de ingresos por venta de boletos. Estos malos resultados, junto con la inestabilidad en el área deportiva, han generado desánimo entre la afición fronteriza.

En los últimos cuatro años, el banquillo del FC Juárez ha experimentado una alta rotación de directores técnicos. Luis Fernando Tena y Alfonso Sosa tomaron el mando con la aprobación de Memo Cantú, mientras que Ricardo Ferretti y Hernán Cristante lo hicieron bajo la dirección de Miguel Ángel Garza. Además, Diego Mejía y Mauricio Barbieri asumieron con el respaldo de Andrés Fassi. Esto se traduce en más de seis entrenadores y tres presidentes deportivos en un corto período.

El exentrenador del Club de Fútbol Indios de Juárez, Héctor Hugo Eugui, respaldó tal visión que expone que la inestabilidad tanto en la presidencia como en la dirección deportiva, los constantes cambios en el once titular, fichajes en las mismas posiciones y adquisiciones sin un análisis exhaustivo de las verdaderas necesidades, son los principales errores que se han cometido, reflejándose en la falta de asistencia en las gradas.

Por otro lado, resaltó no hay una cercanía entre el cuerpo directivo del conjunto de El Chamizal, argumentado que el presidente deportivo, Andrés Fassi, rara vez se comunica con el plantel o el cuerpo técnico en el vestuario, lo que evidencia la desconexión entre la directiva y los deportistas.

Jorge Gánem, exdirector deportivo del Club Indios, recomendó que es crucial captar el interés de la afición, ya que las nuevas generaciones, influenciadas por la globalización y la era digital, tienen la posibilidad de apoyar a equipos de todo el mundo, lo que desvincula su conexión con el equipo local.

Para lograr que el estadio esté lleno, es esencial enamorar al aficionado; incluso si se llevan los partidos a lugares lejanos o con boletos costosos, la gente estará dispuesta a animar. La situación de los Bravos resulta interesante; desde mi punto de vista sobre la gestión en la plaza fronteriza, los inversionistas locales no han manejado adecuadamente la creación de la institución, la adquisición del ascenso, ni las áreas administrativa y deportiva. Esto ha generado un escaso arraigo con el equipo juarense, añadió Gánem.

La actual voz del Olímpico Benito Juárez, Héctor Estrada, hizo hincapié en que el equipo cuenta con cuenta con tres tipos de aficionados: los incondicionales, que siempre están presentes animando; los amantes del deporte, que disfrutan de un partido sin necesidad de apoyar a un equipo en particular; y aquellos que ven en el estadio una forma de entretenimiento.

Sin embargo, agregó que faltan tanto títulos como momentos memorables que atrapen a esos tipos de aficionados, ya que en la historia del equipo de El Chamizal solo se han registrado tres: el campeonato en el Ascenso 2015, la primera victoria en un partido oficial y el gol de último minuto en la Final Apertura 2017.

En múltiples ocasiones se intentó contactar a los responsables de trabajo social, la dirección de taquilla y exfutbolistas del FC Juárez para indagar sobre sus datos, programas y experiencias en la institución. Asimismo, se buscó entablar un diálogo con la dirigente Alejandra de la Vega. Sin embargo, Plataforma Informativa no obtuvo respuesta.

Este trabajo de investigación no tiene como propósito atacar al conjunto fronterizo, sus dirigentes o presidentes, sino señalar puntualmente los errores que podrían generar conciencia para cambiar la manera de administrar al equipo. Aspiramos a que Bravos se convierta en un ícono, no solo local sino estatal, que represente la resiliencia de los juarenses y el esfuerzo de los sectores agrícolas de Chihuahua.

Un equipo de fútbol no resolverá la violencia, el crimen organizado, la corrupción gubernamental ni los problemas sistémicos que mantienen a la clase trabajadora en desventaja dentro del sistema jerárquico de la sociedad. Sin embargo, puede inspirar un cambio, una unión, motivar a un niño a adentrarse en los deportes o mejorar la convivencia familiar con una visita al estadio. También puede impulsar la economía de quienes trabajan en el régimen o de aquellos que venden productos fuera del estadio. Por ello, confiamos en que aún están a tiempo de cambiar. Háganlo: Juárez y todo el estado merecen un equipo a la altura de su gente.