
Por: Kevin de la Rosa
Cartón: Pablo Varela
Estoy harto de cómo los buitres de las distintas fracciones políticas han optado por iniciar su precampaña con miras a la elección gubernamental de 2027 en lugar de cumplir con su trabajo de administrar o legislar en favor de las peticiones que tanto aquejan a los ciudadanos de a pie, como la necesidad de un transporte público de calidad, estrategias efectivas para disminuir los índices de criminalidad y empleos con salarios que permitan una buena calidad de vida.
En cambio, la sociedad chihuahuense enfrenta un escenario donde, constantemente, tanto el Partido Acción Nacional (PAN) como el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) buscan cualquier recurso para desacreditarse mutuamente. Ejemplo de ello es el trágico hallazgo de un campo de exterminio en el Rancho Izaguirre, localizado en Teuchitlán, Jalisco, así como las polémicas en torno a las unidades médicas de Andrea Chávez, la Casa del Campestre de Cruz Pérez Cuéllar, el “Cártel Inmobiliario” de Marco Bonilla o la flamante producción de la gira de Informes de Gobierno de María Eugenia Campos, eventos que, por cierto, fueron pagados con los impuestos de la ciudadanía.
A falta de dos años para que los candidatos puedan, conforme a la normativa del Instituto Estatal Electoral (IEE), recorrer las calles de manera oficial en campaña, algunos no pueden contener la ansiedad o, quizá, solo la sed de poder, y han comenzado a promocionarse. Tal es el caso del alcalde de Juárez, quien ha visitado distintos municipios de la entidad para realizar sus “nada sospechosas” donaciones de útiles escolares y camiones recolectores de basura, aprovechando también la oportunidad para deslindarse de sus funciones y reunirse con empresarios y simpatizantes morenistas.
Una de las caras principales de la nueva generación de morenistas es la “flamante” senadora Andrea Chávez, actualmente en el ojo público por hacerse propaganda con sus “unidades médicas móviles rentadas”, que, según un reportaje de Latinus, cuestan más de 10 millones de pesos al mes y son propiedad de Fernando Padilla, amigo del coordinador de los senadores en la Cámara Alta, Adán Augusto López. ¿No que iban a terminar con las malas prácticas de los políticos? ¿No que en el poder acabarían con la corrupción? ¿No que eran la esperanza de México? Puras promesas… pero ya estamos acostumbrados a estos tipejos que se la viven en precampañas.
Los de Acción Nacional no se quedan atrás en su afán de parecerse a sus archienemigos. De la nada, al presidente municipal de Chihuahua le nació un amor enorme por la frontera, pues la ha visitado con frecuencia bajo el pretexto de pasar “tiempo de calidad”, como lo hizo el fin de semana pasado al acudir al Estadio Olímpico Benito Juárez para ver el partido de los Bravos, además de su reciente ponencia en la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACH) Campus Juárez, donde aprovechó para presumir sus logros.
Pero ojo, estos individuos no dan pasos en falso y cada una de sus acciones está orquestada. No se dejen engañar. Si realmente tuvieran vocación de servicio, utilizarían mejor los recursos del pueblo. En lugar de pagar espectaculares en las principales ciudades de la entidad, deberían generar foros ciudadanos para conocer en qué se debe invertir el dinero público, ese que la gente genera con tanto esfuerzo tras ocho horas de trabajo diario y que ellos despilfarran sin la menor preocupación ni remordimiento.
Les pregunto, corcholatas de ambos bandos: ¿no se les cae la cara de vergüenza al detenerse en un crucero de sus ciudades y ver a un niño, una mujer de algún pueblo indígena o una persona con discapacidad pidiéndoles dinero? ¿No les remuerde la conciencia negarles ayuda mientras siguen gastando recursos públicos en sus campañas personales?
Por ahí dicen que la verdad, aunque directa, incomoda e incluso molesta.