La leyenda cuenta que hace muchos años, en lo que hoy es Durango capital, vivía una joven de nombre Beatriz quien fue enviada a un convento por ser hija única. Pasó el tiempo y se involucró sentimentalmente con un soldado francés que solo estaba de paso, y quien le prometió volver para ayudarle a escapar del convento y casarse.
Tristemente él jamás volvió, pero ella siguió esperando en la cima de una de las torres de la catedral. Años más tarde, ella murió y él jamás regresó.
Hay quienes aseguran que aún hoy en día se puede ver una sombra blanca en lo alto de la catedral que refleja a Beatriz esperando por su regreso.
